Arena blanca, que
lame el mar
Llorando
tristezas y silencio.
Fue un sendero de
penas mudas
Ondulando sobre
la espuma.
No imagino tus
angustias ni el
Silencio que tu
voz calló.
Infurtunio y
pesar
Navegaron en la
profundidad
Ante miles de
solidarias caracolas.
Sal y viento en
la voz antigua.
Te presiona el
alma, te llama y
Obligan a un viaje de sueños.
Regimiento de
sirenitas y caballos marinos
Niegan y no
comparten tu decisión. No te has
Ido, no obstante,
para él, ya no estás…
Nelson Urra
Silva .’.
Venezuela-Suecia.
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